miércoles, 25 de febrero de 2015

Tarta del dragón Smaug y el tesoro de la Montaña Solitaria

Da comienzo mi temporada de cumpleaños y eventos familiares. Ahora tengo unos cuántos acontecimientos muy seguidos y se me acumulan las tartas sorpresa.

El primero es el cumpleaños de mi hijo que cumple 21 años y para esta ocasión he decidido hacerle el Dragón Smaug, del Señor de los Anillos.

Smaug fue  el último de los grandes dragones. Es el dragón rojo que echó a los enanos de la montaña y se quedó con el tesoro que ahora custodia. El último obstáculo que debe superar el hobbit Bilbo para recuperar el Tesoro. 
Todo esto lo he descubierto ahora mientras me documentaba para hacer la tarta, porque estos libros no me los he leído y ... perdón a los seguidores del Señor de los Anillos, pero cuando mis chicos ponen esta película, siempre me quedo dormida y nunca he visto el final.

De cualquier forma,  ha sido toda una aventura reproducir al gran dragón rojo.

Como siempre que hago una tarta compleja, lo peor peor una vez diseñada, es cómo ejecutarla. Primero me marco unas líneas,  hago el "mapa" y comienzo a seguirlo, pero luego van surgiendo otras soluciones y aparecen problemas no tenidos en cuenta... en fin, he de investigar cómo ir resolviéndolos y cuando acabo siempre he aprendido un montón de cosas que ni siquiera me había planteado al comienzo.

La tarta es de bizcocho blanco rellena de butercream de fresa ácida, cubierta de monedas de fondant teñidas con spray dorado comestible y piedras preciosas de azúcar isomalt teñido.


El dragón lo he hecho con la técnica RKT y moldeando el dragón con las manos. El alisado lo hice con chocolate. El cuello me dio problemas, se partió pro dos lugares por lo que también utilicé el chocolate para reforzarlo. Y funcionó .

 La cabeza la hice de otra pieza y la ajusté al cuello con dos palillos y más chocolate.No lo alisé demasiado ya que la rugosidad me ayudaba a dar más realismo a la piel. Lo cubrí con fondant rojo, con sombras de pintura comestible negra en polvo. Los dientes los hice con glasa real y el ojo con azúcar isomalt teñida de amarillo, al igual que las piedras preciosas de la montaña  y las incrustadas en el pecho del dragón.

La tarta estaba deliciosa y el dragón... debe estarlo también pero mi hijo aún no ha querido comérselo, está dudando si guardarlo todo o solo la cabeza.















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